Sus orígenes se remontan a finales del siglo XIX e inicios del siglo XX el fonoautógrafo, el primer dispositivo capaz de grabar sonido patentado en 1857 por Édouard-Léon Scott de Martinville.
Después de varias patentes y mejoras del fonoautografo, fue en 1907, después de la invención del triodo audion, Ferruccio Busoni publicó Esbozo de una Nueva Estética de la Música, que trataba sobre el uso tanto de fuentes electrónicas como de otras en la música del futuro.
1920-1930
Esta década se revelaron varios instrumentos electrónicos como el Theremin, creado por Léon Theremin, y las primeras composiciones. En 1929 Joseph Schillinger compuso su Primera Suite Aerofónica para Theremin y Orquesta, interpretada por primera vez por la Orquesta de Cleveland y Leon Theremin como solista.
La grabación de sonidos dio un salto cualitativo en 1927, cuando el inventor estadounidense J. A. O’Neill desarrolló un dispositivo para la grabación que utilizaba un tipo de cinta recubierta magnéticamente. No obstante, fue un desastre comercial. Dos años más tarde, Laurens Hammond abrió una empresa dedicada a la fabricación de instrumentos electrónicos.Comenzó a producir el Órgano Hammond, basado en los principios del Telharmonium, junto a otros desarrollos como las primeras unidades de reverberación.
El método foto-óptico de grabación de sonido utilizado en el cine hizo posible obtener una imagen visible de la onda de sonido, así como sintetizar un sonido a partir de una onda de el mismo.
En la misma época, comenzó la experimentación del arte sonoro, cuyos primeros exponentes incluyen a Tristan Tzara, Kurt Schwitters y Filippo Tommaso Marinetti entre otros.